Por Rubén Lamas
Desde que el mundo es mundo vivimos rodeados de desigualdades, y estas son la raíz de dramáticas injusticias, esto no es novedad, pero ¿Qué hacer al respecto?
¿Se puede naturalizar así sin más que las cosas son como son? ¿Ser sensible ante las desigualdades y las injusticias es solo cosa de locos idealistas?
Me refiero puntualmente en estas líneas a ciertos datos de la realidad cotidiana que no deberíamos dejar pasar por alto, sino que como sociedad tenemos la obligación de pensar y discutir mucho al respecto, pero pareciera ser que ciertos silencios están instalados y algunos temas son se tocan.
Me refiero puntualmente a la política y la producción agropecuaria, que da la impresión que se transformó en un tema de especialistas y no de la militancia cuando tendríamos que discutir en la calle todos los días ese tema porque de ella depende entre otras cosas el abastecimiento de alimentos en cantidad, ,calidad y nada menos el precio de los alimentos en la mesa familiar, y su relación con el salario.
Como para comenzar un breve análisis es fácil comprobar que los sucesivos censos agropecuarios de nuestro país demuestran que hay cada vez más cantidad de hectáreas en explotación y menos cantidad de establecimientos productores, lo cual deja en claro la concentración de la propiedad de la tierra, cuando además es bien sabido que un complejo entramado de parentescos, y de sociedades comerciales, oculta las vinculaciones reales que la mayoría de los titulares de las tierras poseen entre sí, lo que dificulta saber con exactitud quienes son los verdaderos propietarios. Sin embargo la concentración es un hecho incontrastable, y solo para entrar en tema tengamos en cuenta los siguientes datos:
6.900 familias o empresas hacia el año 2004 eran dueñas del 49,7 por ciento de la tierra. Para ese entonces ya estaban en manos de extranjeros 18.000.000 de has.
En Argentina apenas el 0,89 % de los propietarios posee el 33,89 % de la superficie, siendo la superficie promedio de 22.000 Has
El registro nacional de tierras rurales, detecto que 1.100.000 Has pertenecen a empresas radicadas en paraísos fiscales y para tener una idea de la magnitud que representa esa superficie, la misma equivale a 55 veces la Capital Federal.
Solamente 53 propietarios de la Provincia de Buenos Aires que tiene unas de las mejores tierras del país, con un promedio de 44.535 Has acumulan 2.360355 Has. Otros 1.250 propietarios con un promedio de 6.977 has acumulan 8.721.250 Has. Es decir que 11.081.605 Has están en manos de 1303 propietarios particulares o empresas
Según la fundación OXFAM en Argentina al 83% de las explotaciones les corresponde solo el 13% del territorio.
Es tal la injustificada indiferencia ante este tema, que consideramos normal la compra venta especulativa de tierras, o la simple tenencia de campos no necesariamente afectados a la producción, sino simplemente como reserva de valor del dinero invertido, cuando hay compatriotas que no tienen ni siquiera acceso a un terreno de mínima superficie que le permita tener una vivienda decente, los sabiondos economistas que se pavonean en los grandes medios niegan sistemáticamente la existencia del latifundio, y por lo tanto ni consideran estas cuestiones a la hora de estudiar como está constituida la estructura económica y productiva nacional.
Hay que considerar además un dato de gran relevancia y es que todo el mercado inmobiliario está dolarizado, desde un departamento en Capital Federal un terreno del conurbano hasta un campo en Formosa, mientras que se mantienen en pesos los salarios, las jubilaciones y el comercio local, por lo que en los hechos hay una demanda de dólares por parte de todo aquel que piense en acceder alguna vez a un terreno o vivienda, porque así se lo exige “el mercado inmobiliario” lo cual juega a favor de la especulación en divisas.
El gran contraste se manifiesta cuando en nuestro país, la patria que compartimos, y nos cobija, el 60% de los menores de 15 años es pobre o indigente, la jubilación mínima apenas llega a $20.000.- por lo que al referirnos a la inequidad hablamos descarnadamente de estas cosas que están en los extremos de la desigualdad.
No hay nada que justifique que la militancia popular, haya abandonado la discusión de los temas de política y producción agropecuaria, y todas sus derivaciones.
La represión de la última dictadura, se encarnizó particularmente con los luchadores de las causas agrarias y todos aquellos que defendieron la reforma agraria, la agricultura familiar y un modelo agropecuario humanista y anti oligárquico.
De manera que con estos planteos, espero modestamente honrar la memoria de nuestros 30.000 que conmemoramos el 24 de marzo, y a la vez sacar de la modorra a la militancia popular que inexplicablemente abandonó hace rato largo los temas de producción y política agropecuaria, tema que en nuestros días cobra nueva vigencia, a la luz de la instalación de un modelo agropecuario sin rostro humano, extractivista, concentrado, dependiente de paquetes tecnológicos importados, culpable del desmonte irracional que se expande a millones de hectáreas, y que como frutilla del postre, solo beneficia a un puñado de no más de seis empresas extranjeras exportadoras de cereales, y un sector de productores locales que son los pocos socios locales que salen beneficiados en este esquema , porque los necesitan para consolidar su plan de negocios.