Por Miguel Núñez Cortés
Publicación: – «Un caso de Covid-19 en un geriátrico desencadenó la muerte de 18 de los internados luego de una evacuación polémica, ya de noche. Según denunciaron los familiares, los adultos mayores fueron víctimas de la negligencia y la desorganización del geriátrico, cuyos encargados olvidaron respetar las normas en vigencia»
Desfilaban en camilla delante de las cámaras de televisión. Era de noche y las ambulancias iluminaban con sus luces titilantes esa escena dolorosa y triste. Los movileros de los canales de noticias buscaban en el fondo de sus consciencias, bolsas roídas, los más rancios comentarios y “los” cámaras acompañantes ponían en foco las caras de los ancianos que eran trasladados.
Eran rostros hieráticos, rígidos y carentes de cualquier expresividad en las facciones; solos de solemnidad. De absoluta soledad. Mirando el infinito cielo oscuro y frío.
Se ha dicho que a medida que va transcurriendo el tiempo, el anciano va perdiendo dignidad y honorabilidad.
Vuelve a surgir lo escrito en el papiro egipcio Ptah-Hotep:
Esos traslados en horas nocturnas, a hurtadillas, vaciando geriátricos atestados de viejos en habitaciones con tres o cuatro camas, muestran las consecuencias de la decadencia cultural prevaleciente y el muy evidente desprecio por las personas adultas.
Seamos claros. El anciano que parte de su casa o de un geriátrico enfermo de Covid 19 sabe que no vuelve más. ¿que cantidad de ancianos puede haber dentro de los 80.000 recuperados? No lo dicen.
¿Creerá el viejo que por su condición de viejo le asiste el derecho de transitar por los espacios verdes? Craso error. Plazas y parques son para otros, para los lejanos de la decrepitud, aquellos que los desechan por haber cumplido su ciclo útil, dentro de una maquinaria que solo admite “últimos modelo”.
Por caso ¿ya no tiene sentido lo descrito en la “Guerra del Cerdo”? Sí, y vaya si lo tiene.
Salir a la calle y poner en riesgo la vida de muchas personas no es lo mismo que matar a golpes, como en la novela de Bioy Casares. Eso es cierto. Pero esta nueva manera de eliminación humana no implica mancharse con sangre, se resuelve de forma impoluta. ¿Es aplicable aquí la palabra “pogromo”?, aquél imborrable vocablo de origen ruso. Los congéneres jóvenes provocan una muerte “limpia” ya que no exponen su cuerpo para cometer el desacato.